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CAPÍTULO 1º
MÁS QUE AMIGAS
Siete y veinte de la tarde del
Lunes, 25 de Septiembre de 2017. El lugar es una habitación de un pequeño y
discreto motel de carretera donde en estos momentos dos bellas y exuberantes
mujeres hacen el amor y conversan entre sí a base de quedos susurros, mientras
se acarician y besan los formidables pechos y demás zonas erógenas de sus
hermosos y apetecibles cuerpos.
Ellas son la joven nativoamericana
Karma Harlin y la rusa Irina Korsakov a las que une la estrecha e íntima
amistad que da dedicarse a lo mismo, ya que ambas son reputadas defensoras de
la Ley y la Justicia cada cual con su propio e inimitable estilo.
—¡JODER, KARMA! NUNCA ME CANSARÉ DE
DECIRLO —jadea Irina en este momento al tiempo que con su lengua acaricia el
erecto y duro pezón derecho de la bonita y joven apache—: ES TODO UN LUJO TENER
A UNA AMIGA QUE GASTE CASI LA MISMA TALLA DE SUJETADOR QUE YO.
—MMM… Y QUE LO DIGAS, QUERIDA IRINA.
TENDRÍAMOS QUE JUNTARNOS MÁS A MENUDO —Gime la bella Karma mientras sus dedos
juguetean con el hinchado clítoris de su amiga hasta lograr arrancarle el que
será el primero de muchos orgasmos de lo más placenteros.
Poco después, tras ducharse y
vestirse, las dos justicieras conversan sobre un asunto que tiene a sus
compañeros de la comunidad superheroica en vilo desde hace unos días.
—A mi me llegó un mensaje de Mister
Black advirtiéndome sobre algo que él llamó los “Controladores” —dice Karma
mientras se seca el pelo con una toalla tras salir de la ducha—. Por lo visto
esos seres pretenden usurpar el poder de la nación y atentar contra la vida de
nuestros gobernantes, para de ese modo hacerse con el control del país y acabar
poco a poco con toda la raza humana tras lograr el dominio absoluto del Mundo.
—Sí. Según he oído una de sus
primeras víctimas ha sido el Capitán Power. Imagino que Mister Black estará que
echa humo, tengo entendido que los unía una gran y estrecha amistad —dice Irina
en tono meditabundo mientras comprueba sus dos automáticas con maestría
claramente profesional
—Así es… Yo no lo he tratado mucho a
Mister Black; tan sólo lo vi una vez hace unos meses durante una visita a Las
Vegas en busca de un asesino fugado. Pero me dejó una gran impresión y me
pareció un tipo de lo más experimentado, buen conocedor de su oficio y sobre
todo poco amigo de las bromas —comenta Karma, al tiempo que termina de ponerse
el sujetador y un minúsculo tanga de encaje.
—En ese sentido, creo que te gano,
querida —oímos decir entonces a su compañera en un tono de voz de lo más pícaro
y sensual, haciendo que la bella Karma Harlin, principal protagonista de
nuestra historia, se la quede mirando con expresión claramente inquisitiva y
pregunte al cabo de unos segundos:
—¿A qué te refieres con eso si puede
saberse, querida Irina? ¿Acaso tú y Jackson Black habéis…, intimado?
—¡Más que eso, querida Karma! —Exclama
la beldad rusa, lanzando al tiempo una alegre carcajada antes de agregar
poniendo voz de viciosa total—: ¡Y no veas el pedazo de trabuco que se gasta el
condenado!
—¡Serás…! —Exclama a su vez Karma, al
tiempo que coge una de las almohadas de la cama de la habitación del motel y la
arroja con todas sus fuerzas a la cara de su amiga, que recibe el impacto en
pleno rostro y vuelve a reír antes de lanzarse sobre la joven y exuberante
apache de un ágil salto y empezar a estrujar con sensual maestría sus tremendos
pechos, hasta lograr que sus pezones se pongan duros contra las palmas de sus
manos mientras ella susurra muy cerca del bello rostro de Karma:
—MMM, CARIÑO… EL AMIGO MISTER BLACK
PUEDE TENER UNA POLLA DE CAMPEONATO, PERO PARA MÍ NO HAY NADA COMO NOTAR TUS
ENORMES TETAS RESTREGÁNDOSE CONTRA MI COÑO Y MI CLÍTORIS HASTA HACERME EXPLOTAR
DE PLACER.
Se dispone Karma a responder a las
calientes palabras de su amiga, cuando todo se llena de una nube de gas que
deja inconscientes a ambas mujeres en un santiamén.
Cuando la el gas se disipa y Karma
recupera el conocimiento, lo primero que siente es la ausencia de su amiga, lo
que la lleva de inmediato a pedir al gerente del motel que, por favor, avise a
la Policía.
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